La visión
Percibimos la realidad a través de las "gafas" de nuestra identidad, de nuestro punto de vista. Nuestra identidad se compone en gran medida de nuestros valores y de ciertas creencias. Estos dos elementos de la identidad crean pensamientos y emociones que provocan un comportamiento y, por tanto, un resultado. Nuestra realidad es en gran medida el resultado de nuestros comportamientos, es decir, nuestra realidad está directamente ligada a nuestra identidad.
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Cuestionar nuestras creencias es una forma de limpiar nuestras gafas y así mantener nuestra identidad actualizada.
En cuanto sentimos una señal de resistencia como el estrés, la ansiedad, el miedo o la duda, sabemos que no estamos alineados. Las emociones negativas son alarmas que indican la presencia de desajustes.
Para existir necesitamos expresarnos libremente. Nuestros pensamientos, emociones, palabras y acciones son diferentes formas de hacerlo. Cuando nos expresamos, proyectamos nuestra identidad. Cada palabra, cada comportamiento, cada emoción es un reflejo de ella. Para atrevernos a expresarnos de acuerdo con nuestra identidad, necesitamos tener una buena autoestima.
Axitude en el individuo
Estamos constantemente tomando decisiones. Para acelerar este proceso, hemos establecido, consciente o inconscientemente, un sistema de creencias. Actualizar este sistema de creencias es un paso necesario en el camino hacia la alineación. De este modo nos aseguramos de que tomamos nuestras decisiones libremente, sin dejarnos guiar por la sociedad o por nuestro pasado como una especie de piloto automático. Entonces somos conscientes de nuestro sistema de creencias y estamos de acuerdo con él.
La alineación aplicada al comportamiento humano se manifiesta como la coherencia entre lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos. Nuestros pensamientos, emociones, palabras y acciones nos han traído a nuestro presente. Podemos cambiar nuestra realidad comprendiendo todas las oportunidades evolutivas que nos brinda. Cuando un problema existe se busca una solución y es en esta demanda donde se encuentra el impulso hacia el cambio: la voluntad de resolver.
Hoy en día, para entender la empresa, debemos considerarla como un organismo vivo cuyo "nivel óptimo de estrés" es la clave del progreso. Al igual que para un individuo, el secreto de la buena salud reside en la prevención, en la creación y el mantenimiento de un equilibrio donde la palabra "desorden" no tiene cabida.
Axitude en la empresa.
Un organismo es un sistema, un conjunto de elementos que están en continua interacción. Son codependientes y se retroalimentan mutuamente. Para que un organismo alcance el máximo rendimiento, sus elementos deben estar alineados, es decir, deben mantener un estado de coherencia que permita la ausencia de resistencia. Otro nombre para este pico de eficiencia es "nivel óptimo de estrés".
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Cuando se produce una avería en el sistema, hay que comprobar el estado de cada uno de sus elementos para encontrar el origen y desarrollar así la solución del problema. El presenteísmo y el absenteísmo son para la empresa lo mismo que la depresión o el "burn out" para el individuo. Como con cualquier fallo de funcionamiento, cuanto antes se detecta, más fácil es solucionarlo. El objetivo es evitar que se llegue a un punto en el cual retomar un buen funcionamiento sea complicado, a la pérdida de control, conocido en el lenguaje de la empresa como "turn over".
Riesgos psicosociales
Este aumento se debe en gran medida a las características del mundo laboral. La creciente complejidad de los puestos de trabajo, la individualización, las exigencias de los clientes, la falta de tiempos muertos, los plazos ajustados...
El coste económico de los trastornos psicosociales es considerable: absenteísmo, "turn-over" o rotación de puestos de trabajo, disminución de la productividad, reducción de la creatividad, etc. Lejos de ser las consecuencias más preocupantes, el impacto personal, difícil de medir, es un factor que puede tener consecuencias dramáticas.
El cambio es permanente en nuestras vidas por lo que debemos aprender a no dejarnos desestabilizar por la incertidumbre. Cuando damos un paso, uno de nuestros pies se encuentra en equilibrio y así pasamos por ese momento de inestabilidad necesario para avanzar.
El objetivo de este trabajo de alineación es encontrar el estado interior que nos permita atravesar la incertidumbre sin miedo.
Una persona alineada tiene las herramientas necesarias para evitar ser víctima de riesgos psicosociales.